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lunes, 23 de enero de 2012

No Hay Hombres


Viernes 11.55 de la noche. A minutos de terminar mi jornada vespertina. Es noche de fiesta y como cada semana, no me importa ir full production a trabajar en el último día de la semana. 

Del trabajo al bar. Veo a mis amigas, pido un vodka berries y me pongo a observar qué tenemos esta noche al compás del fuerte sonoro musical. “Linda, qué haces? Te espero en mi depto”, dice un mensaje de texto recibido pasadas las 00.30. Acto seguido, recibo otro de las mismas características, pero de distinto sujeto: “Ola, dónde estás? Quiero pasar esta noche contigo”. Leo y los re-leo una tres veces. Ambos son borrados sin ser contestados.

Luego de un segundo vodka, de haber sido seducida por divorciados, solteros de por vida, extrovertidos que no los calla nadie, curados y de todas los especímenes reunidos en el bar, con mis amigas nos fuimos al baño para intercambiar un par de vivencias amorosas. Emociones de todo tipo se desataron entre esas cuatro paredes; risas mescladas con rabia, e incluso suaves lloriqueos por recientes desilusiones. Fue así que nació la siguiente conclusión: “¡No hay hombres!”

Es algo casi asumido; como si fuese un grito de guerra que nos acompaña siempre. Entendemos que los mejores ejemplares están casados. Parte del resto, los separados, están dispuestos a cualquier cosa y se convierten en empalagosos, mientras que los acérrimos solterones asustan con su hipersensibilidad y poca tolerancia. El sexo opuesto es complicado, ambiguo, indeciso, y todos los sinónimos de “raro, extraño e inseguridad” existentes en los diccionarios.

Para esta realidad, existimos féminas fuertes y seguras. Contamos con nuestros propios bienes, tenemos éxitos profesionales, y somos autónomas en todo sentido de la palabra. No obstante, admitimos que eso de ser lindas, jóvenes, flacas y deportistas en forma simultánea, es una exigencia machista que nos hace colapsar frecuentemente.

Muchachos, acostúmbrense a oír esta frase desde nuestras entrañas: “No hay hombres”. No somos parte de las mujeres pasivas que perdonan mentiras y aguantan frialdades de sus parejas con tal de no estar solas. Exigimos igualdad de condiciones, pero por sobre todo ser aceptadas por nuestra opción de ser solteras liberales.

Eso de sentirse agradecida porque un hombre te escoge como pareja quedó en el pasado. ¿Es muy terrible estar sola y darse la oportunidad de uno elegir con quien se quiere estar? Sin duda, es la mejor opción.

2 comentarios:

  1. Quizás:

    ¿Cuantas decepciones?, ¿cuantas malas experiencias?, ¿cuantos conatos de noches que aparentaban ser buenas, con compañías mal escogidas;terminadas en forma nefastas, te han llevado a concluir lo que expresas en forma apresurada, sumado a la opinión de una u otra señorita que compartió tus misma vivencia en una suerte de comentario de pasillo a la espera de sus turno por entrar al baño. En esta realidad hay todo tipo de personas, normales, raros, serios, morochos; otros no tanto, incluso hipersensibles, te has preguntado alguna vez: ¿por qué se te ha repetido esta cadena de sucesos con este tipo de personajes en tu vida?.
    Decir que no hay hombres es tan falso como negar la existencia de su género con su formas.

    Sin duda cuando estés con el indicado no habrás sido tu quien haya escogido, muy seguramente la vida o el destino se te habrá adelantado.

    Y la mejor opción no es estar sola (o) y escoger con pinzas a tu acompañante en una especie de oportunidad de elegir, sin dudas la mejor opción es "aprender a estar con uno" pues solo cuando se aprende ello se tiene verdadera claridad no solo para escoger la compañía idónea, sino que para todo.

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    1. Y así fue como finalmente aprendí a estar conmigo misma. No respondí antes a tu comentario porque sinceramente no tenía respuesta. Ahora puedo decir con autoridad que pese a mi inestable vida amorosa, la disfruto y es parte de mi felicidad aunque sea difícil entender para los demás.
      Gracias por haber pasado por aquí ;)

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