Powered By Blogger

jueves, 20 de septiembre de 2012

La Segunda otra vez


Camino por las riendas de mi vida y me encuentro contigo.
Pensé que podrías ser un amigo más; que me acompañarías en las buenas y en las malas.
Te revelé mis aventuras y majaderías; alegrías y decepciones; penas y fechorías.
Eras un gran hombre, de esos que se miran pero no se tocan.

Cumplías tan bien tu papel de oyente… conocías en detalle lo que me ocurría, lo que me afectaba día a día el hecho de ser “la segunda” siempre.
Sabías que por más que arrancaba de los hombres que sólo me ofrecían “ser la otra”, volvía a toparme con nuevas aventuras del mismo estilo.

Cuando te conocí como debió ser desde un principio; cuando vi lo que debí haber visto la primera vez que te vi, imaginé un mundo distinto e incluso llegué a pensar que mi suerte por fin llegó.

Pero me equivoqué; una vez más la historia se repite.
A todas leguas esto debía ser distinto y no lo fue. ¿Culpa tuya? Ya no me atrevo a responsabilizar a nadie ni menos a ti.

Quizás a estas alturas tendría que saber con precisión qué hace que las mujeres dejemos de ser de “primera selección”.
Esto de no ser tomada en serio disminuye mis ganas de seguir conociendo nuevas personas para que se borre de una vez eso de mi frente que dice “de segunda categoría”.

Admito que me sucede algo extraño; las ganas de aventurear crecen en la medida en que pierde valor el hecho de tomarse en serio la vida.

La vida se entorna una verdadera película bien dramática que me encanta; es adrenalínica siempre.
Aún así no dejo de cuestionarme qué hace que una mujer ocasione el atrevimiento de un hombre comprometido, al punto de que se caiga en la infidelidad de la “doble relación”.

Y qué sacamos con seguir arrancando si están por todos lados, e incluso en los amigos?
Ser la segunda otra vez? Mejor soltera siempre.